El verano está a la vuelta de la esquina y seguro que ya empiezas a notar como el calor se apodera poco a poco de los días. Y aunque las temperaturas aún sean agradables, seguro que ya estás pensando en cuanto estas empiecen a subir algo más los próximos meses y a ser algo molestas. ¡Es el momento de preparar el kit de supervivencia!
Ventilador, aire acondicionado, ropa fresca… Hay muchas opciones para combatir el calor desde fuera pero hoy te vamos a enseñar cómo hacerlo desde dentro con 3 alimentos y un té (sí, como lo oyes, UN TÉ).
¿Preparado?
Una de las frutas indispensables en tu cocina en verano. La sandía es un cóctel de vitaminas y nutrientes como el potasio, el calcio, el fósforo y la fibra que, además de ser extremadamente beneficiosa para tu cuerpo, ayuda a calmar la sed ya que hasta el 90 % de su composición es agua.
Imagínatelo: llegas a casa después de pasear, abres la nevera y le das un mordisco a este helado natural. ¿No se te hace la boca agua?
En una ensalada, incorporado a un buen gazpacho, en crema, a rodajas… Hay mil y una formas de consumir esta fruta y refrescarte con ella. Por ejemplo en Japón, donde en verano las temperaturas pueden ser sofocantes, puedes comprar en la calle pepinos conservados en hielo y acompañados con alguna salsa para comerlos mientras paseas. ¿Por qué no les robas la idea?
Pensarás que estamos locos por recomendarte comer comida picante en verano: “Con los sudores que provoca…”. ¡Exacto! La transpiración es el mecanismo que tiene el cuerpo para combatir el calor. Puede que un helado o un granizado te provoquen una sensación de frescor rápidamente, pero ésta no durará mucho tiempo. En cambio, un tiempo después de haber consumido especias picantes, empezarás a notar como tu temperatura corporal baja y estás más a gusto.
No… no te imagines el típico té caliente que desprende vapor servido a las 5 de la tarde. Esta infusión puede tomarse perfectamente fría sin que pierda ninguna de sus cualidades ni vea afectado su sabor.
Prepara un litro de té el día antes y déjalo enfriar durante unas horas en la nevera. Antes de ir a dormir, añádele unas hojas de menta fresca y trozos de fruta (te recomendamos que uses limón para darle un plus de frescor) y déjala en la nevera toda la noche. Al día siguiente solo tendrás que servírtelo y disfrutar de un refresco sano y casero. ¡Pruébalo y explícanos qué ingredientes usaste!
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